La marca España: Europa celebra una cumbre para discutir un plan de ayudas contra el desempleo y la ministra del país con más paro de todo el mundo y parte del extranjero decide queno va porque tiene un cóctel en el Senado. Es un colmo difícil de superar, una metáfora obscena. En la España que ronda los seis millones de parados, la ministra de Empleo dimite de su responsabilidad –que no del cargo– para tomarse unos canapés y unas copitas de cava, y brindar por la salud de la Constitución Española. Ole. Ele. Arsa. ¡Y tres hurras por la virgen del Rocío!
Francia mandó tres ministros a esa reunión. Suecia, a cuatro. Italia, a dos. Alemania, a uno. Por España no fue ninguno, que estaban muy ocupados y esto de los fondos europeos contra el desempleo apenas nos afecta, como todo el mundo sabe. Solo acudieron a Bruselas dos secretarios de Estado. No es la excepción, es la norma, como ha demostrado Gonzalo Cortizo al repasar el marcador de la ministra. En el último año, la UE ha celebrado tres cumbres de ministros de Empleo. Báñez no ha ido a ninguna de ellas. Es un cien por cien de efectividad en novillos europeos: un nuevo récord que espero que pronto tuitee, como el del bubble shooters.
Desde el Gobierno argumentan que el país estaba perfectamente representado con los secretarios de Estado. No es cierto: España perdió una reunión bilateral con Alemania porque ese día Báñez no estaba donde tocaba. Así que una de dos: si la ministra abandonó sus funciones por torpeza política, porque aún no sabe en qué consiste su trabajo, que dimita. Y si lo hizo porque de verdad es más eficaz tomando canapés que negociando los fondos europeos contra el paro, que se vaya lo más pronto posible a su casa.