Esperpento en Fontanar

Ostentar un cargo de representación pública es uno de los mayores honores, más aún cuando se trata de tu propio pueblo; cuando la gente que te ha visto crecer te designa como representante para gestionar lo público con eficiencia y prestar ayuda a quien lo necesite. La mejor recompensa es ver que tu Pueblo avanza. Tuve el privilegio de trabajar por Fontanar en la legislatura 1999-2003 y desde hace algunos años, me entristece ver como nuestro pueblo protagoniza titulares en la prensa que dañan su imagen y la de sus vecinos.

  En esta ocasión, volvemos a ser noticia porque quienes nos gobernaban han decidido entregar el Ayuntamiento al PP contraviniendo la voluntad de los electores. Respetable y personal es la decisión tomada por Ignacio Simón de dimitir de su cargo pero muy criticable la de poner en manos de los populares la alcaldía de Fontanar cuando el Pueblo optó por la izquierda representada en ocho concejales de once. La explicación dada a nuestros vecinos es absurda, demagógica y atiende a cuestiones personales y partidistas más que a velar por los intereses del municipio.
  Al justificar su decisión sosteniendo que al gobernar el PP en todas las administraciones a Fontanar le irá mejor con ellos también al frente, demuestran tener un concepto muy sesgado y sectario de la política. Es un argumento absurdo con el que únicamente exhiben su cobardía política. Es tiempo de pelear desde la izquierda y no de plegarse.
  La señora Marisa Nuero formaba parte de una coalición de gobierno desde la que podía defender los intereses de nuestros vecinos y les recuerdo que un concejal en la oposición también puede y debe haberlo. Ustedes, que dicen ser una agrupación socialista y de izquierda, dan paso a la derecha e impiden que, ante su renuncia, gobierne el partido más votado (PSOE) porque su afán personal es ganarle la partida a Yolanda Tieso. Nadie les impide tomar esta decisión pero, por un mínimo de cariño a nuestro pueblo, no engañen a nuestros vecinos.
Publicado en la Nueva Alcarria el 10/2/2012 por : Julia de Miguel Nieto