Conversación en el tren

Opinión personal:
El otro día, viajando en el tren oí una conversación que representa la opinión de muchos, fue así:

  • Señora A: Me dice un compañero de trabajo que la gente está indignada, palabra muy de moda en los últimos tiempos, porque el Gobierno quiere proponer una reforma de la Constitución Español y que no va haber Referéndum. A mí, sinceramente, casi me da un ataque de risa. Sabiendo que la Sra. Merkel ya felicito a Zapatero por dicha propuesta de reforma, aun cuando todavía ni siguiera se estaba votando en el Congreso…No se necesita saber mucho de política, ni siquiera ser muy inteligente, para saber que la reforma se aprobará sí o sí. 
  • Señor B (En tono burlón): ¿Pero aún existen personas en España que piensan que somos un país democrático y que la soberanía reside en el pueblo? ¡Pobres diablillos soñadores! 
  • Señor C: Los políticos son, actualmente, la democracia, el único consuelo que tenemos es que cada 4 años podemos cambiar (según dicen), de gobernantes. La pregunta en este caso sería ¿y para qué?, ¿y para qué vamos a cambiar de políticos, si al fin y al cabo, las políticas son muy parecidas? Parece que tuvieran una especie de mensaje mesiánico en campaña, pero después, en la práctica, cuando cambian los gobernantes, el de turno, hacen lo mismo o cosas muy parecidas del que estaba antes. 

¿Cómo salir de esta rueda de opiniones tan populares? A mí, lo único que se me ocurre es fomentando la democracia directa, en un pueblo se puede hacer. Albert Camus dijo a mediados del siglo pasado:


No hay vida sin diálogo. Y en la mayor parte del mundo, el diálogo es reemplazado por la polémica. El siglo XX es el siglo de la polémica y del insulto... Pero, ¿cuál es el mecanismo de la polémica? Consiste en considerar al adversario como enemigo, en simplificar, en consecuencia, y en negarse a verlo. Al que insulto, no le conozco más que el color de los ojos, ni si sonríe y de qué manera. Convertidos en casi ciegos gracias a la polémica, no vivimos más entre hombres, sino en mundo de siluetas. 

Jesús Rocha