IU C-LM CONSIDERA QUE EL CALENDARIO ESCOLAR DEBERÍA ELABORARSE EXCLUSIVAMENTE CON CRITERIOS PEDAGÓGICOS.

 

La decisión de recular en la regulación de las vacaciones escolares entre el segundo y el tercer trimestre demuestra sumisión a los Obispos y supone un nuevo paso atrás en la aconfesionalidad de las instituciones públicas.

 

Toledo, 22 de marzo de 2011. En unas horas hemos pasado de tener un calendario escolar con descanso entre el segundo y tercer trimestre, y tras la orden dada por el Presidente Barreda, a otro con descanso de Semana Santa. Esta rectificación responde a la sumisión tradicional del Gobierno regional a determinados intereses que corresponden al ámbito privado de las personas, como es la creencia o fe en una determinada confesión religiosa, además de ser un acto de prepotencia hacia la comunidad educativa y la propia Consejería de Educación. 

 

Daniel Martínez, Coordinador regional de IU, ha señalado que "la rectificación implica dejar en evidencia quién manda en la educación regional, supone un ejemplo claro de cómo el gobierno regional da un paso atrás en la aconfesionalidad de las instituciones públicas y demuestra que el Presidente cede de forma descarada ante los Obispos, muestra obediencia y confunde deliberadamente el ámbito público con el religioso."

 

Para IU el problema más grave es que se anteponen criterios religiosos a técnicos o pedagógicos. El curso escolar empieza en septiembre y acaba en junio, en total, restando fines de semana, vacaciones y días festivos, hay 180 días lectivos aproximadamente. Esos 180 días se reparten en tres trimestres. Ahora bien: pensando en el alumnado, en términos pedagógicos, pensando en que la educación sea eficiente, lo mejor sería que los tres trimestres fuesen lo más equilibrados posibles en días de clase cada uno, es decir, que cada trimestre fuera de unos 60 días lectivos aproximadamente, lo cual facilitaría la programación y el reparto de contenidos, explicaciones, ejercicios, exámenes y evaluaciones del alumnado de una forma equilibrada y proporcionada. Y que al final de cada trimestre hubiera unas vacaciones para descansar entre trimestre y trimestre. Sin embargo, en realidad no es así, porque las vacaciones se establecen en función de las fiestas religiosas, como por ejemplo la Semana Santa. Los problemas principales surgen por cuanto la Semana Santa se establece por la Iglesia de acuerdo a criterios "astrológicos": el domingo de resurrección tiene que ser el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, lo que hace que la semana santa no tenga fecha fija, y que pueda variar del 22 de marzo al 25 de abril más o menos. Como las vacaciones se ajustan a la fecha cambiante de la semana santa, eso hace que las vacaciones entre el 2º y el tercer trimestre no tengan fecha fija y los trimestres tampoco, desequilibrando el calendario escolar y los trimestres: este curso 2010-2011, el primer trimestre tiene, aproximadamente, unos 70 días, el 2º otros 70 pero el tercero solo 40, lo cual es escandaloso. Eso hace que los institutos estén adelantando los exámenes y evaluaciones a mediados de marzo, un mes antes de las vacaciones, con lo que las vacaciones van a ser en mitad del tercer trimestre, lo cual descoloca totalmente la tarea educativa, el ritmo de clases, al propio alumnado y profesorado, etc.

 

Por todo ello desde IU apuestan por un calendario escolar totalmente elaborado en base a criterios pedagógicos, pero no religioso-astrológicos como ahora, y con trimestres equilibrados con los mismos días, y vacaciones después de cada trimestre e independientemente de las fiestas religiosas (católicas o de otras religiones).

 

Es más, el Coordinador regional de IU-CLM ha retado públicamente al Presidente Barreda a que le dé un solo argumento racional y pedagógico de porqué es mejor un calendario escolar hecho de acuerdo a los eventos religiosos y con vacaciones cambiantes en vez de otro más racional y con trimestres equilibrados, reto al que ya asegura que no va a contestar porque no hay ninguna razón que le avale más allá de mantener privilegios a la iglesia católica sobre el resto de la sociedad.